viernes, octubre 26, 2012

¿"Todo lo que necesitas es amor"? (Susanne Bier, 2012)

(Contiene spoilers) Acostumbrados, inconscientemente, al cine con mirada de varón, no cabe duda que Susanne Bier ha abierto una ventana por donde entran bocanadas de aire fresco. ¿Cómo percibe el mundo una mujer? ¿cuáles son sus problemas, qué le provoca tristeza y qué alegría? ¿qué la hace ser fuerte? Después de un pequeño disgusto con Susanne Bier, que estuvo a punto de cometer uno de los peores pecados que se pueden cometer en el cine, manipular al espectador, terminé perdonándola. Quizás porque, a pesar de llevar al público a donde se le antoja, lo deja pensando… si es que el espectador quiere. Es que, a fin de cuentas se nota el trabajo conjunto de la directora y el guionista: Anders Thomas Jensen. No es el cáncer lo que le causa tristeza o dolor, sino saber que esta sola. ¿Ida es una mujer ingenua? Quizás si. No ha percibido que su marido le es infiel desde hace mucho tiempo. Ella se encuentra perfectamente bien instalada en su propia realidad, que no ha escogido, pero ha aceptado. Tiene un trabajo, casa y un Cinquecento amarillo. Tiene dos hijos jóvenes que están haciendo su vida. La quieren y los conoce. No así su esposo. Y ella no lo sabe… o no quiere saberlo. ¿Comedia? No. Por supuesto que no, aunque la cinta irradia un sabio sentido del humor muy europeo. No es un humor tonto o simple, es el buen sentido del humor que posee quien no se toma a sí mismo demasiado en serio: la persona serena. Ida ve los problemas con sabiduría y con sencillez. Si, posiblemente esa misma cualidad será su perdición. Su marido, un gordo que al principio nos parece mas o menos agradable, se nos presenta como un verdadero cínico cuando Ida lo descubre in fraganti con su amante. Pero quizás eso no es lo peor. Leif se justifica con un “¡¿no te das cuenta de lo que yo he sufrido con tu cáncer?!”. ¿Machismo “made in México”? Solo una probadita de la no exclusividad. Mal de muchos, consuelo de tontos. Los temas no son novedosos: nos habla de la culpa y el perdón, la soledad, los problemas, la enfermedad y el deseo de ser felices solo a través del amor. El único problema es que ¿de verdad existen los príncipes azules que cambian del derecho al revés en unos cuantos días? ¿por qué Susanne no nos cuenta la historia hasta el final? Por muy guapo que sea Pierce Brosnan, seguramente tiene sus defectos y Phillipe, un pobre hombre que ha vivido durante años profundamente amargado, se volverá dulce de un día para otro? La escena de Phillipe en su huerta de limones nos dice que decidió cambiar gracias a Ida, pero siempre la amargura deja huella que seguramente Ida tendrá que pagar. Entonces será cierto aquello de “mas vale malo por conocido que bueno por conocer? En realidad, el problema que nos presenta la directora danesa es siempre el mismo cuento: el problema no empezó con la infidelidad del marido, sino muchos, muchos años antes. Casi al inicio se ve una escena sonde ella le lleva a Leif un vaso la terraza. Ida se sienta y se quedan en silencio unos momentos hasta que Leif le pregunta cómo le fue con el médico. Pero olvidamos que al inicio Ida estaba sola con el médico. Y el médico le pregunta qué opinará su esposo si le hacen una mastectomía. Ella, ingenuamente, le dice que mientras ella le cocine, el estará de acuerdo. Se perdieron mutuamente hace muchos años. ¿Por qué el no la acompaña al médico? ¿estaba trabajando? ¿entonces por qué al llegar a su casa, No tienen un problema de comunicación, va mucho mas allá. Es un problema de entrega. En Dinamarca, Ida cree que es suficiente con atender a su marido y no se ha dado cuenta de que lo único que ha hecho es ayudarlo a convertirse en un verdadero patán que no se preocupa ni se ocupa de la mujer a la que libremente decidió entregarle su persona entera: su presente, su pasado y su futuro, sus sueños, sus ideales. Llama poderosamente la atención un comentario de Ida a su hija, casi en broma y de pasada. A punto de casarse la embargan las dudas acerca de su boda con Patrick porque “no la toca” desde hace varios días. Ida le dice a modo de consuelo: “bueno, si no es lo que esperabas, no te preocupes, no eres católica”. La respuesta silenciosa de la hija, no parece un gesto gratuito, lleva claramente un fondo profundamente humano y no exclusivamente católico. La respuesta verbal es contundente: “si me caso es porque lo quiero para toda la vida”. ¿Qué otros temas saltan a la vista? La homosexualidad, el luto y la muerte, el alcoholismo, el divorcio, el matrimonio y la familia. La homosexualidad de Patrick combinado con el abandono de su papá. La ingenuidad junto con la visión tan positiva, clara y esperanzadora de los hijos con una mamá presente y un padre pensando en todo menos en los hijos y en la esposa. “Todo lo que necesitas es amor” seguramente no será del agrado de muchos varones y con razón. Es un grito de desesperación de las mujeres con hijos jóvenes, posiblemente es una cinta autobiográfica y seguramente el sueño de muchas mujeres, que no se atreven siquiera a pensarlo. Nos recuerda “Pan y tulipanes”, pero con una puesta en escena soberbia. No solo por los escenarios, la fotografía, la extraordinaria actuación de Trine Dyrholm como Ida, que repite después de “En un mundo mejor” y la presencia del guapísimo Pierce Brosnan. Si “Todo lo que necesitas es amor” lleva al espectador a salir soñando con Pierce Brosnan, todos perdemos. Si logra despertar a esposos y esposas, para tomar cartas en el asunto antes de que sea tarde, valió la pena la cinta. Si: todos necesitamos amor, pero hay que saber escogerlo y mantenerlo.

lunes, junio 08, 2009

Star Trek: la nostalgia.


(J.J. Abrahams, USA 2009)
Después de varios días, por fin volví al cine y al espacio virtual: Star Trek.
Estoy segura que los "jóvenes" entre 40 y 60 años, estarán encantados de volver a encontrarse con el Capitán Kirk (Chris Pine), el Sr. Spock (Zachary Quinto), McCoy, Scotty (Simon Pegg) y Uhura (Zoe Saldana) de "Viaje a las estrellas" de fines de los 60's y parte de los 70's.
El Director J.J. Abrahams, que dirigió a Tom Cruise en "Misión Imposible III", nació en Nueva York en 1966, el mismo año del estreno de Star Trek ("Viaje a las estrellas").
El "reload" de Star Trek tiene lo suyo. Sin hacer alarde ni abusar de la tecnología, sorprende al espectador con las naves espaciales, las novedades futuristas que antes hicieran las delicias de los niños. La curvatura del espacio, la tele-transportación, las supernovas y los agujeros negros creados por seres de otras galaxias, son el lenguaje del S. XXI. Los personajes siguen siendo los mismos: incluso el mismísimo Leonard Nimoy aparece nuevamente caracterizando al padre del nuevo Sr. Spock. Recordamos la lucha de la Federación por conseguir la paz en el universo. Una lucha que, sin dejar de ser violenta, no salpica la pantalla de sangre. Cómo olvidar las hazañas del Enterprise surcando el universo, llevando en sus entrañas a la valiente tripulación: no cabe duda que Star Trek será un viaje a la nostalgia.
Nerón (Eric Bana) el romulano, es la reencarnación del odio, del mal y del deseo de venganza. Un ser atormentado, incapaz de la más mínima piedad y poseedor de las armas más mortíferas, ha decidido ser así, no porque está deseoso de poder y gloria, sino por vengar la muerte de su amada.
Vemos ahora a un rebelde Kirk, que desafía continuamente a la autoridad, que no tiene raíces porque ha ignorado u olvidado su pasado, que vive para sí: es un atleta buscapleitos, mujeriego y bebedor.
La historia del Sr. Spock, venido del planeta de la lógica ¿o la metafísica? es sumamente interesante. En Vulcano, su planeta de origen, el afecto, la emoción y el amor son vilipendiados, vistos como una falla típica de la raza humana.

Uhura, la personificación del verdadero equilibrio: exigente y a la vez flexible, erudita pero no soberbia, sensible y afectuosa pero no sensual y melosa, profesional y maternal. Prudente… dirían los griegos, realmente humana… los personalistas.
Estimado lector: no espere ver una cinta al estilo de Spielberg ni de Lucas, se trata simplemente de recordarles a los entonces niños de los 60's y 70's aquello que los emocionaba y los hacía enamorarse de la astronomía, de la física, de la tecnología pero como telón de fondo, el hombre.
El núcleo de la historia es, como siempre, el drama de la vida humana ¿o vulcana?: el principio es el amor; y el fin… también. No se preocupe, no es una historia de amor, pero el amor -o la falta de él-, siempre ha sido y será la más profunda motivación del hombre.
¿Habrá llegado el momento también para "Perdidos en el espacio"? No creo, pues era la historia de una familia -padre, madre e hijos- perdida en el espacio. Y hoy, tristemente, esa familia no está de moda.

viernes, mayo 08, 2009

Efectos de la influenza H1 en los mexicanos.



He leído con tristeza muchas noticias acerca de la discriminación de la que han sido objeto varios ciudadanos mexicanos. Me duele. Si. Mucho. ¿Por qué? Porque siempre que he viajado al extranjero he sentido la calidez de los ciudadanos de todo el mundo hacia los mexicanos y hoy me niego a creer que esté sucediendo lo contrario.
Es cierto que fue en México donde al parecer comenzó el brote de la influenza H1… o cuando menos México tuvo la valentía de informarlo a las autoridades sanitarias. A pesar de las consecuencias sociales y económicas que podría traer dar el aviso de esa nueva enfermedad.

Han pasado quince días desde que comenzó la alerta sanitaria y apenas comenzamos a volver a la normalidad, principalmente en el DF. La reapertura de algunos comercios y la gente saliendo de sus casas. Hoy confirmo lo que ya había comentado: me parece que el Gobierno mexicano actuó con honradez y valentía, con prudencia y decisión en busca del bien, no sólo de los mexicanos sino de todos los habitantes de este planeta. Actuó con verdadera responsabilidad social y política, insisto, aún a costa de la economía. Eso me alienta mucho: un Gobierno que se preocupa primero por su gente antes que por los bienes materiales, por la realidad antes que por la imagen, habla bien de ellos. Eso es predicar con el ejemplo, no con palabrería barata, ni con grandes campañas publicitarias. No es un Gobierno perfecto pero, las dudas que me asaltaban desde hace ya varios años, hoy comienzan a despejarse.

Ya hay buenas noticias: estamos a un paso de ganarle la batalla a la influenza en México. Es el momento de la creatividad, de trabajar y de confiar. Porque, si hay algo peor que ser discriminados es hacerlo entre nosotros mismos. Tenemos que obedecer las órdenes de las autoridades, pero no podemos perder la calidez que nos distingue. No podemos desconfiar de los demás y verlos como enemigos potenciales. Si no podemos saludar de beso o de mano, nuestra actitud hacia los demás deberá suplir esa trivial manifestación de afecto.

Me alienta escuchar a los jóvenes y a los niños que ya desean volver a clases. Me siento sumamente orgullosa de constatar que todos y cada uno de los mexicanos se portaron a la altura de las circunstancias; que dejamos de lado las diferencias y las discusiones infructuosas para sacar adelante a México, insisto, aún a costa de nuestra imagen en el mundo. Me alienta porque veo que podemos salir de cualquier crisis si actuamos con madurez, con un objetivo concreto y volviendo nuestra mirada a Dios y a su Madre, que es la raíz de la mexicanidad.

Ante un mal objetivo, hemos ganado mucho: nos dimos cuenta de lo que somos capaces. Es momento de volver a confiar y contagiar a todo el mundo la calidez, la fe y la confianza que nos distingue.

jueves, abril 30, 2009

Paranoia en México ¿y en el mundo?


Una muy querida amiga inglesa que vive en Paris con su familia, me preguntó expresamente por la realidad que estamos viviendo los mexicanos con respecto a la influenza.

Es verdad. Estamos experimentando una situación que nunca imaginamos, como un cuento de ficción y casi de terror. Las cifras de los posibles casos y de los que han muerto suben y bajan. Hay compras de pánico. La gente habla, piensa, inventa chistes y tiene pesadillas por la influenza. Nuestras vidas cambiaron de un día para otro por el virus. Sin embargo, más del 99.9% de la población no se ha contagiado. Lo único que se ha alterado objetivamente es el ritmo de vida: las actividades que realizamos cotidianamente y el ánimo de algunas personas. Nuestras capacidades están intactas, así como nuestras familias, creencias y costumbres. Efectivamente no estamos de vacaciones, sino en medio de una alerta sanitaria que puede convertirse en pandemia, no por el número de enfermos por el virus, sino por el número de países a los que llegue.

Creo que, a pesar del costo económico y social, el gobierno mexicano tomó las medidas correctas, precisamente para evitar el contagio, y parece que lo estamos logrando. A pesar del dolor por cada uno de los muertos que ha habido -que no llegan a 20- no es una cifra elevada sobre todo si pensamos que la mayoría de los casos se dieron en la Cd. de México que tiene 20 millones de habitantes.

Mi percepción es que, de un problema serio pero pequeño, los medios de comunicación lo han convertido en algo enorme y terrible ¡porque ese tipo de noticias vende mucho! El riesgo de contagio y el amarillismo de los medios, aunado a la falta de fe y de esperanza que caracteriza a los seres humanos de los inicios del Siglo XXI, dan como resultado lógico la histeria colectiva. Si, quizás lo peor ha sido la paranoia por el miedo al contagio de la influenza.

La psicosis colectiva, no el contagio real de la influenza, puede llevarnos por muchos caminos que no dependen del virus ni de las medidas tomadas por los gobiernos, sino de cada uno de nosotros. Uno de los riesgos es justificar la discriminación. Una cosa es tomar las medidas necesarias para evitar el contagio y otra muy distinta es discriminar a alguien ¡porque estornuda o tose!... o porque es mexicano. Y diría lo mismo si fuera chileno, senegalés o alemán. Otro es sumirnos en la depresión y la angustia que, además de disminuir las defensas inmunológicas, nos impide gozar de las cosas buenas y ver el futuro con optimismo. El verdadero peligro no se encuentra fuera de nuestras casas, sino dentro de nosotros mismos.


Los mexicanos estamos obedeciendo, como nunca, todas las indicaciones que la Secretaría de Salud nos ha señalado para evitar los contagios. Hay que seguir haciéndolo, pero no obsesionarnos con el tema de la influenza –porcina, aviar o humana-.

Los que estamos viviendo este encierro forzoso, sin clases ni trabajo, con el comercio casi paralizado, podemos aprovecharlo para reflexionar, dialogar, organizar y planear. Para gozar del hogar y de las actividades que no tienen que ver con el consumo; para ver buen cine, escuchar música, leer, estudiar, cocinar. Para rezar los que tienen fe. Los que no, para buscar respuestas. Y todo esto, en familia.

Yo creo que la próxima semana podremos tener ya buenas noticias de que está controlado el virus y será el momento de comenzar una nueva vida: haciendo realidad lo que planeamos, dejando el equipaje que nos estorbaba y manteniendo aquello que descubrimos que vale la pena conservar.

martes, abril 21, 2009

El agente internacional. (Tom Tykwer, USA, Alemania, Gran Bretaña 2009).


The international.
¡Cuántos buenos actores ingleses han salido del teatro! No cabe duda que Clive Owen es uno de ellos. ¿La influencia de Shakespeare o la escuela? En el fondo es lo mismo. Inglaterra tiene una rica tradición teatral: el público londinense es sumamente exigente.

“El agente internacional” tiene una excelente fotografía que la explota con la bellísima y ultramoderna arquitectura tanto de Milán y las costas italianas como de Berlín y la Gran Manzana y la antigua Estambul. La balacera en el Guggenheim de Nueva York es uno de los grandes misterios sobre la realización de esta cinta. Una balacera fenomenal dentro de uno de los iconos del arte y la arquitectura mundiales.
Una trama relativamente trillada pero con buenas actuaciones y personajes interesantes. Corrupción, ambición y tráfico de armas frente a las narices de los gobiernos capitalistas que, con el pretexto de que es un buen negocio, no les importa si borran del mapa un país entero… siempre y cuando sea un país sumido en la pobreza. Una crítica a las grandes corporaciones y a las políticas salvajemente capitalistas.
El hombre viejo Wilhelm Wexler (Armin Mueller-Stahl) que de pronto se encuentra en una encrucijada: ha dedicado su vida a una causa que resultó ser un engaño, se pasa del otro lado de la línea y de pronto se encuentra con que ¡es lo mismo! ¿Estará a tiempo de hacer algo por lo que se pueda sentir que su vida valió la pena ser vivida? El hombre maduro Louis Salinger (Clive Owen) que habiendo perdido a sus seres queridos, se convierte en un defensor de la justicia y Eleanor Whitman (Naomi Watts) la fiscal de distrito, casada y con hijos que desea llegar hasta el final y acabar con la corrupción.
Los deseos de venganza harán parte del trabajo de los agentes internacionales, dejando las manos limpias tanto de Louis como de Eleanor. La ambición, la corrupción y la violencia generando violencia... como siempre. Una buena crítica a los sistemas totalitarios y a las democracias monetizadas.
Una buena película comercial. Ah! olvidaba comentar que el Director es el mismo de "Corre Lola Corre".

¿Duplicity o Duplicidad? Me pareció que es justo eso: una réplica de esta cinta, no al revés.

lunes, marzo 09, 2009

¡Qué oso!... una disculpa.


Un periódico, un canal de televisión o cualquier producto de la comunicación que no permite el diálogo con sus lectores, televidentes o púbico en general, habla mal de sí mismo: no le interesa la comunicación sino la propaganda, el dinero o cualquier otra cosa menos la comunicación. A todos mis lectores les pido una disculpa. Por un error de dedo, las últimas entradas no permitían comentarios de mis lectores. Ya quedó arreglado. ¡¡¡Bienvenidos sus comentarios!!! El diá/logo es la razón de ser de la comunicación. Un logos de ida y de regreso.

¿Otra vez “A true story”?

El sustituto (“Changeling”, Clint Eastwood, USA 2008)


Apenas vi ayer esta cinta y hoy por la mañana ya escuché el consabido “Es cierto, así pasó…”. Es que Clint Eastwood ni siquiera dice: “Basado en hechos de la vida real”, sino que tiene el descaro de decir: “Una historia verdadera”. Sí, efectivamente hubo varios crímenes de niños cerca de Los Angeles en 1928: los famosos “crímenes del gallinero de Wineville” y “Changeling” parte de estos sucesos ciertos para hacer una historia… a su antojo y cambia ¿lo que le estorba, lo que no le gusta? No lo sé, pero la historia no es fiel a la realidad pero no me quiero adelantar. Lo verdaderamente dramático es que el común de los espectadores digieren íntegras las palabras iniciales y terminan creyendo incluso que tal persona(je) “¡tiene los ojos azules! Yo lo vi”. Olvidando que, en el mejor de los casos lo que están viendo es una “personificación”, por eso se llaman “personajes” y por eso son actores. En fin, dejaré este asunto para otro día.

“Changeling” o “El sustituto” contiene varias historias: de la mujer, de la policía, de los criminales seriales y de los secuestros/asesinatos de menores.
La historia de la mujer, Christine Collins, parece muy ad hoc con el día internacional de la mujer: los argumentos de la mujer son menospreciados a tal grado que, por “ponerse sentimental”, pierden toda su validez ante las evidencias “científicas”; una mujer sola puede ser objeto de vejaciones físicas, psicológicas y sociales simplemente… por ser mujer, aún en Estados Unidos de Norteamérica, la tierra de la igualdad.
La historia de la corrupción policial, al estilo nazi que da para una historia entera: cómo el deseo de poder, la ambición y el “quedar bien” políticamente puede llevar a una corporación completa a corromperse pero… como esto nos es muuuy lejano, lo dejaremos para otra ocasión.
Las historias, tanto de los asesinos en serie como de los secuestros/asesinatos de menores, demasiado trillados y dignos más bien de documentales de Discovery o de History Channel (siempre aderezados, a fin de cuentas, como la cinta de Eastwood ¿quién se va a tomar la molestia de corroborar la veracidad?)

No nos queda más que las actuaciones. Hay tres que vale la pena mencionar: el Reverendo (John Malkovich), un buen actor en un papel secundario. El detective Lester Ybarra (Michael Kelly) que lo hemos visto en Law & Order. Y, sin duda alguna, Stanford Clark (Eddie Alderson) un niño de 14 años que personifica maravillosamente a un pobre niño con una carga de conciencia que lo supera. ¿Angelina Jolie? Menos mal que no le otorgaron el Oscar a la mejor actriz por esta cinta.

sábado, febrero 28, 2009

"Caballos salvajes" (Marcelo Piñeyro, Argentina 1995)


Un anciano entra a un banco para suicidarse ahí dentro, como reclamo al banco por haberle desaparecido todos los ahorros de su vida. Un joven "yuppie" que encuentra montones de dinero en un cajón. Saca lo que puede, le detiene la mano al anciano con la pistola y simula que el anciano lo quiere secuestrar para salvarlo de una muerte segura a manos de los guardias del banco.
¿Quiénes son los amigos? ¿La familia? ¿Qué papel juegan los medios de comunicación? ¿El trabajo llena la vida? ¿Hay algo que valga más que la propia vida?
¿Cuántas veces creemos que tenemos una vida buena porque hay trabajo, diversión y gente? El ruido puede ser sólo superficial y ocultar el verdadero fondo: una vida sin sentido, llena de insatisfacción, de temores, de resentimientos y de falta de verdadero cariño, de una familia. Reconocer nuestros errores con nobleza y valentía, nos ayuda a encontrar el verdadero amor que es lo único que da sentido a la vida.
"Caballos salvajes" deja un buen sabor de boca por el guión, los diálogos inteligentes, las actuaciones y la fotografía. Los hermosos paisajes del sur de Argentina: Puerto Madryn, Trelew y la Cordillera de los Andes como fondo... con unos matones y la policía tocándoles los talones.

Si la encuentra, véala. Vale la pena.

lunes, febrero 23, 2009

¡Bravo a Slumdog!


Justo en el momento que estaban otorgándole los 8 Oscares a esta cinta, estaba con mi esposo en el cine disfrutándola.
Bravo a Slumdog, a Danny Boyle y a la Academia... que logró recobrar un poco mi confianza.
La India, país de contrastes. El colorido de esa cultura milenaria. La miseria más inhumana junto a la riqueza más degradante. La belleza que se esconde tras esas profundas miradas de los indios. Ni el peor fotógrafo podría hacer un mal trabajo estando en ese misterioso y bellísimo país.
La música y la edición: excelentes. "Slumdog millionaire" logra situar al espectador en el lugar de Jamal desde el primer momento: ¿quién no quiere ser millonario? La pregunta clave es ¿para qué?

Un canto a la libertad, al amor y a la lucha por los verdaderos ideales. Ya era tiempo de que Hollywood volviera a la sensatez.
Nacer y vivir en la miseria no nos determina; el hombre es capaz de lo más excelso: de vivir una vida digna de ser vivida, siendo lo mejor que puede llegar a ser por alguien.
No puede faltar una crítica ¿no les parece que sobran algunas escenas y comentarios cómicos? Se vale el buen humor, pero no hay que forzarlo. Una más que me hicieron ver mis alumnos: el baile del final es casi patético. Apenas está uno intentando digerir el drama tan profundo que acaba de presenciar y de pronto ¡un baile estilo "Highschool musical"!... deja mucho que desear.

jueves, febrero 05, 2009

¡Sí señor! “Yes Man” (Peyton Reed, USA, Australia 2008)


Después de la interesante y divertida comedia “Abajo el amor” (“Down the love”) y además ahora con Jim Carrey, esperábamos algo mejor del Director Peyton Reed. La vida sólo se puede vivir con humor y con pasión: ¡sí señor!... Pero justo eso es lo que le falta a esta cinta. Fuera de un par de momentos divertidos, no deja de ser un humor simple o grotesco. La pasión no es gritar a lo tonto: “sí señor”, o hacer viajes sin sentido, sino hacer lo que se hace, con pasión.
No dudo de la preocupación de los norteamericanos por la indiferencia, el egoísmo y la soledad en la que viven muchísimo de ellos, pero no se arregla con propuestas vacías de pseudo-altruismo, de irreflexión, de compromisos estúpidos pero sin comprometerse con nadie, de recetas fáciles y cursos rápidos “para ser felices”.

No. La respuesta no va por ahí. La verdadera alegría y el sentido del humor surgen de lo más profundo de nosotros mismos: es estar de acuerdo consigo mismo. Pero, para estar de acuerdo con uno mismo, hay que reflexionar sobre lo que somos, quiénes somos y a dónde queremos ir… y buscarlo con pasión.
Si desea simplemente divertirse, no pierda su tiempo ni su dinero. Mejor rente “Todopoderoso” o “Abajo el amor”.

lunes, febrero 02, 2009

"Seven Pounds" (Gabriele Muccino, USA 2008).


(Querido lector: si no ha visto la película, posiblemente no desee leer este comentario pues aparecen adelantos de la cinta. Si ya la vio, quizás no esté de acuerdo conmigo. Pero si hacemos un análisis concienzudo de los hechos y corremos la historia hasta el final, podríamos encontrarnos algunas sorpresas.)
Dios: sumas y restas. Esta es la filosofía en la que “cree” muchísima gente. La filosofía de la “justicia”. Ben Thomas (Will Smith) la lleva al límite con una sobredosis de manipulación sentimental. Restituir el mal por el bien, equitativa e igualitariamente, podrá parecer justo. Lo que queda claro es que eso NO es amar. Es hacer algo esperando tranquilizar la conciencia, pero no pensar en los otros, en el otro.
Una sociedad en la que no existe el perdón sino la justicia, donde el castigo, y aún más, el autocastigo es pagar: simplemente pagar. La conciencia sola es inmisericorde, o sea, sin corazón. La conciencia inmisericorde busca una salida pragmática y racional. Hice daño a siete –por el motivo que sea- ahora pago a siete.
¿Qué piensa el espectador "común" al ver esta cinta? Quizás nada. Sólo es capaz de experimentar sentimientos contradictorios, pero tristemente pocos consiguen traspasar la barrera de los sentimientos y poner a trabajar al hámster que todos llevamos arriba. ¿”Seven pounds” Ganará algún Oscar? No lo dudo. Quizás este sea el año del suicidio.
La cinta tiene algunos -pocos- momentos de buena fotografía, una edición que deja mucho que desear, como cuando se les olvida bajar al gran danés del carro y cuando Ben no sabe qué hacer con el regalo para Emily. El Director Gabriele Muccino ya había dirigido a Will Smith en “Persiguiendo la felicidad”. Will Smith es un actor a quien le gustan los temas más de fondo: la inteligencia artificial, el amor, la felicidad y ahora la muerte… ¡pero siempre con Hollywood! Quizás le convendría dar un paso más y acercarse al cine de arte.
El fin no justifica los medios. Las humillaciones y los insultos al pobre judío ciego Ezra Turner (Woody Harrelson) no se justifican ni siquiera para ver si es una “buena persona” que merezca sus córneas. El deseo de hacer el bien nunca es suficiente: hay que hacerlo siempre bien y empezando por uno mismo cuidando la vida porque, el que ama es el que da la vida por sus amigos. ¡Pero la vida, no la muerte! Ben Thomas comenzaba a encontrarle sentido a su vida al vivir para Emily Posa (Rosario Dawson), pero lo que parece una valiente determinación no es más que una señal de cobardía: prefiere evitar otra vez el sufrimiento de ver morir a un ser querido y acaba con su vida.

Otra extraña cuestión: Emily le dice a Ben: "¿Por qué tengo el sentimiento de que me estás haciendo un gran favor?" (Why do I get the feeling you're doing me a really big favor?). Ben le contesta: “Porque tengo el sentimiento de que realmente te lo mereces” (Because I get the feeling that you really deserve it). Casi parece que Ben toma el papel de un dios inútil que no ha sabido hacer bien su trabajo. Pero ¿realmente así es Dios? NO y mil veces NO. Eso es una perversión de dios. Dios no nos ayuda porque “nos portemos bien”. Ese es uno de los prejuicios más comunes sobre Dios. Dios nos da siempre cosas buenas: entre ellas, la que sustenta todas las demás: la vida. ¿Y si Dios no existe? En última instancia: si yo no me di la vida, no me la puedo quitar así como así. Ni siquiera para ayudar a otro. Lo único que da sentido a la vida es el amor. Pero nos encontramos con otro prejuicio hollywoodense: solo ellos equiparan el amor con el sexo. Pareciera que sin sexo no hay amor. ¿Lo que más necesitaba Emily Posa era un corazón o alguien que la amara? Quizás al paso de los años, se dará cuenta de que lo único que da sentido a la vida es el amor, el amor que acompaña también en el sufrimiento y en la muerte. No un supuesto amor que huye del sufrimiento por el camino del suicidio. Parece que Ben pensaba: “Ya obtuve mi última ración de placer, ahora sí ya me puedo morir” ¿un héroe o un cobarde?
Ella busca vivir y él se suicida. ¿No es esto un contrasentido? La verdadera vida, la que vale la pena ser vivida, no es sumar y restar. Es dar, darse día a día, minuto a minuto… no huir de la vida.

+ Siete almas, siete pesos
- mi vida
= ¿justicia?

No, y menos aún amor. ¿Qué opina usted querido lector?

martes, enero 27, 2009

4 x 1: AUSTRALIA (Baz Luhrmann, 2008)


¿Documental? ¿Comedia? ¿Historia de amor o de los aborígenes australianos? Lady Sarah Ashley (Nicole Kidman), una dama inglesa va por su marido a la inhóspita Australia de los 40’s: una enorme colonia inglesa, habitada por aborígenes y terratenientes británicos. Al llegar se encuentra con un salvaje pero atractivo Capataz “Drover” (Hugh Jackman) de las tierras de su marido… y a éste asesinado.
La belleza y maestría de Nicole Kidman casi siempre son una garantía, sin embargo, el fotógrafo se excede en los “close up” tanto de la australiana y del varonil Capataz como de Nullah (Brandon Walters), el niño aborigen que sumerge a Lady Ashley en una aventura por el territorio norte de Australia.

Australia parece una serie mal llevada a la pantalla grande. La primera parte parece una comedia: Nicole Kidman haciendo el papel de una frívola y tonta dama inglesa que aparece ridícula frente a la fuerza y valentía de los varoniles ¿o salvajes? colonizadores británicos. La fotografía de la segunda parte podría perfectamente ser un documental de las tierras del norte de Australia. La tercera, una historia ¿de amor o de erotismo? Y la cuarta, una historia de amor, de coraje, de verdadera valentía. El final, casi forzado, para unir las cuatro partes anteriores.

Buena fotografía o recreación virtual que por momentos cansa. Buenas actuaciones, separadas en categorías: comedia, romance, drama, etc. La revelación de una nuevo galán de la pantalla grande: Hugh Jackman que vale comentar: a los varones celosos no les conviene ir con su novia o esposa. En un momento de la cinta, cuando aparece el Capataz, se escuchan por toda la sala los suspiros y exclamaciones de las mujeres.
Frases memorables: Ni el trabajo, ni la vida tienen sentido si tu corazón está vacío.
En fin, 4 x1: una cinta larga con dos finales.

viernes, enero 02, 2009

Andrei Rubliev (Andrei Tarkovsky, URSS 1966).


Un buen Director logra extraordinarias actuaciones hasta de los actores más difíciles. Tal es el caso de Nikolay Burlyaev en el papel de Boriska del que tanto se quejó el pobre de Tarkovsky. Estuvo a punto de sacarlo de la producción por su mal comportameiento: "un niño soberbio que quería hacer lo que se le antojaba" y no lo que el Director le pedía. ¿Quién se lo podría imaginar?

La actuación de Anatoli Solonitsyn como Andrei Rubliev, descubierto -o convertido en un excelente actor- por Tarkovsky, no deja de sorprender, así como las circunstancias de su muerte que tanto le dolió a Tarkovsky. La actuación de su esposa en la cinta y la puesta en escena en 1966 en la Unión Soviética con un recortado presupuesto son verdaderamente sorprendentes. No es casual que esta cinta esté considerada entre las 15 mejores cintas de todos los tiempos.
El maestro de maestros Andrei Tarkovsky dirige, y escribe junto con Andrei Konchalovsky, esta obra maestra del cine. Punto de referencia para todo aquel que aspire a ser realmente uno de los grandes.
Andrei Rubliev es parte de la historia y una obra de arte fotográfica y musical. Cada uno de los personajes que se une para lograr una cinta histórica. No sólo por la calidad de la cinta sino por las vicisitudes y la compleja historia de la Unión Soviética. 1966. Régimen soviético.
Conquistas, pobreza, caballeros armados y hombres (no santos) de Dios. La fortaleza, en medio de la debilidad, nacida del amor a una vocación: "llamado a..." pintar uno de los íconos más admirados y venerados de Europa Oriental filmado en el momento y en el lugar más ateo de toda la historia.
Nunca dejará de admirarme este paradójico hecho: un ateo, en el país donde por siete décadas se trató de arrancar todo vestigio religioso crea una de las obras cinematográficas más profundamente espirituales y de una pureza sin igual... por un verdadero deseo de belleza.
Poesía en imágenes. El arte de la belleza. La belleza del arte.

jueves, enero 01, 2009

Andrei Rublev/Tarkovski


Sasha Gordon, esposo de Marina Tarkovskaya y cuñado de Andrei Tarkovski nos lo advirtió hace cuatro horas: "después de "Andrei Rublev" váyanse a descansar. Duerman y traten de digerir a Andrei... mañana tengo tiempo para responder a todas sus preguntas".
¿Mañana? apenas estaremos comenzando apenas a hacer la digestión, después de saborear este exquisito platillo. Mañana o pasado mañana, creo que estaré en condiciones de opinar. Mientras, pensaré si mi padre sabe hacer campanas y si el loco que quería volar estaba realmente loco. La loca, madre de Arseni y primera esposa de Andrei, ¿era muda?
Muda debería quedarme para poder pensar ¡y calificar exámenes! y mañana escuchar a Sasha y a Rafael Llano.
Filmar lo inefable, esculpir el tiempo: el cine de Tarkovski.

lunes, septiembre 08, 2008

Prejuicios, prejuicios... un juicio ¿objetivo?


"Whale rider" (Nueva Zelanda 2002, Niki Caro) La historia de una niña que es discriminada por ser mujer. Escrita por una mujer (Witi Ihimaera) y dirigida por otra ¿qué se podría esperar de una película así? Una denuncia, un reclamo, propaganda profeminista de la Directora o, cuando menos, una moraleja ¿no lo cree así, estimado lector? Pues si piensa como yo, se equivocará conmigo.
Paikea (Keisha Castle-Hughes) tiene un gemelo que muere en el momento del parto. Su madre, antes de morir, pide que la llamen como aquel legendario jinete de ballenas que salvó al pueblo Maorí con su valentía fuerza y nobleza: Paikea. Koro, el abuelo paterno (Rawiri Paratene) se niega porque Paikea estaba reservado a quien tuviera esas cualidades: no podía ser una niña.
“La leyenda de las ballenas”, como la llamaron en México, es lo que suele llamarse una historia bien contada y una cinta bien fotografiada en la naturalmente hermosa Nueva Zelanda. El guión casi es perfecto: quizás queda un poco en el aire el papel del padre de Pai –Paikea-. Después de tantos años sin vivir sin su hija y habiendo tomado la decisión de llevarla a vivir con él a Inglaterra ¿cómo puede cambiar de opinión tan fácil? En fin, nadie es perfecto.
Volviendo al inicio, puedo decir que ni el más antifeminista, ni el más machista podrán reclamarle nada a la directora ni a la guionista: es una historia muy femenina, pero no feminista. Una niña que se gana su propio lugar en su familia, en su comunidad a un altísimo costo: perder el cariño de su admirado abuelo. Le gana la partida, pero no se lo restriega en las narices: al contrario, comparte con su abuelo la alegría de haber encontrado su vocación –aquello para lo que fue llamada-. No compite por el poder, se gana su lugar por amor y por un irrenunciable llamado. Pai no quiere la fama ni el poder: quiere a sus abuelos, a sus tíos, a su comunidad. Pero es valiente y se enfrenta a sus miedos. Es una niña que desea ser amada como ella es. La abuela (Vicky Haughton, quien ganó un premio a la mejor actriz de soporte) es su modelo: una mujer discreta y valiente, realista y luchadora que es capaz de darse cuenta de que los cambios positivos no se imponen, se ganan. Con paciencia, con cariño y con perdón que Pai aprende como una lección magistral.
Es una cinta para descansar y para pensar. Prejuicios: la primera recomendación sobre esta cinta no me gustó: me la recomendó una feminista radical. Mucho después la vi con gusto, con enorme alegría y gratitud por quien me la trajo como recuerdo de su estancia en Nueva Zelanda: José Gilly. Juicio: “Whale rider” me gustó. Mucho.

jueves, julio 31, 2008

"Vigo es Vivaldi" y "Diario de Paula".


(José Ramón Ayllón, Ed. Bruño, colección Paralelo Cero, nº 31 y 42.)









“Vigo es Vivaldi” es el diario de Borja: un adolescente deportista, simpático y audaz. El “Diario de Paula” nos cuenta que ella acaba de llegar de Barcelona, es guapa y un poco lejana. Borja y Paula estudian en la misma escuela –Instituto le dicen los españoles- y se enamoran. Borja es como todos pero diferente: tiene mucho sentido común y unos sólidos principios. Paula se siente atraída por esa serenidad alegre de Borja que ella necesita. El lenguaje de adolescentes ¡muy ibérico! introduce de lleno al lector en el ambiente español: Vigo y Barcelona, los nombres de los personajes, las calles, los ríos. Pero no se queda en una historia local, atraviesa el Atlántico y trae a la historia a una mexicana que se hace amiga de Paula. La comprende y la quiere pero también la cuestiona.
Estas dos novelas son un reflejo de la realidad: dos historias que se entrelazan en una historia de amor. Dos puntos de vista diferentes sobre su historia común. Un hombre y una mujer ¿alguien pensaba que perciben igual la vida?
Su autor, José Ramón Ayllón, sabe cómo conseguir la atención del lector: lo emociona, lo enamora, lo hace sufrir… y lo hace enojar. Es tan real la historia que uno se pregunta: ¿no será autobiográfico?
(Esta entrada va para mis amigos de España, desde México, con cariño).

miércoles, julio 30, 2008

Hoy... estás a tiempo.


Si algún día supieras…
la tristeza que me embarga cuando me despueblas
el dolor que me causa tu indiferencia
el sufrimiento que siento al estar y no estar junto a ti
el pesar que me ocasiona saber que para ti no existo.

Si algún día descubres…
que el amor es ver por el otro
que entregarse no es sólo recibir
que había que dejar la lámpara encendida
que nadie te ha amado más que yo.

Ese día querrás…
cambiar una parte de tu pasado
sentir el recuerdo como presencia
haber estado despierto cuando dormías
tocar la forma de quien te amaba.

Hoy… estás a tiempo.
(A. K. W.)

jueves, julio 10, 2008

Un niño genio y unos buenos padres.


Vitus, Fredi M. Murer, Suiza, 2006.

Una fresca y deliciosa historia de un niño genio, unos buenos padres y un abuelo inolvidable.
Vitus (Teo Gheorghiu) es un hijo único que parece autista. Su padre es un inventor y su madre, una mujer trabajadora y cariñosa. Ellos han formado una familia común y corriente, pero quieren dejar de serlo. El éxito profesional del padre, gracias a una intuición genial de su hijo, los lleva a una posición económica y social envidiable, pero les falta la fama. Ambos descubren en su pequeño y callado hijo a un niño con un don especial que quieren explotarlo para convertirlo en un virtuoso del piano.
Con una boyante economía gracias al esfuerzo y la valentía del padre y la tenacidad y cuidado de la madre que renuncia a su trabajo, ambos ayudan a su hijo a desarrollar ese don que posee pero también, sin quererlo, comienzan a sobreprotegerlo y a soñar con el grandioso futuro que le espera como un gran pianista. Su abuelo es el inolvidable Bruno Ganz que vimos en Tan lejos… tan cerca! y en La Caída haciendo el papel de Hitler. Este abuelo es un hombre sencillo y audaz que vive en el campo y es el gran confidente y amigo que le enseña a Vitus a disfrutar de la vida sin miedo, frente al recelo de sus padres que ahora ven al abuelo por debajo del hombro.
Lo delicioso de la cinta es quizás la complejidad del personaje. ¿Cuántos niños genios habrá por todo el mundo y ha habido a lo largo de la historia de la humanidad? Muchos. Yo creo que muchos más de lo que creemos. Sin embargo, son pocos los que conocemos precisamente porque se espera demasiado de ellos negándoles la niñez y la libertad, por el dañino y excesivo halago que lleva a idolatrar el don en lugar de amar al niño: por darle demasiada importancia a su genialidad y olvidar a la persona. La adolescencia temprana aunada a la conciencia de su genialidad convierten a Vitus en un niño grosero, arrogante y egoísta que trata de librarse una y otra vez de su don porque, haciendo un balance, le trae más sufrimiento que alegría. El sentido común del abuelo y su amor sencillo pero verdadero lo hacen volar muy alto pero lo mantienen con los pies en la tierra. El abuelo nunca le dice qué hacer, sino que lo orilla a usar de su genialidad para ser feliz, haciendo felices a los demás. Por cierto, Theo Gheorghieu, que interpreta a Vitus, en un genio del piano en la vida real que nació en 1992.
Vitus es una historia fresca y optimista. Muy simple pero con fondo. Bruno Ganz le enseña a su nieto, pero también al espectador a ir descubriendo el propio camino a la felicidad. No es fácil ni está exento de sufrimiento pero vale la pena cuando se ponen los propios dones, grandes o pequeños al servicio de los demás. Hay una escena memorable: el abuelo, sabiendo que Vitus ha encontrado la senda correcta, le dice que no le sorprende su maravillosa personalidad, su genialidad y generosidad, teniendo unos padres que se aman como los suyos.

Cuando los padres aprendemos a amar a los hijos como son, sin querer apropiarnos de su futuro, es cuando los hijos desarrollan todo su potencial poniéndolo al servicio de los demás y comienzan a ser felices.Ópera prima del desconocido Director suizo Fredi M. Murer que está por cumplir 68 años, Vitus es una cinta con un modesto presupuesto, filmada en Suiza, casi toda en Zurich. Véala, la va a disfrutar.

martes, mayo 27, 2008

"Belleza invaluable": mujer devaluada.

(Cashback, Sean Ellis, Gran Bretaña 2006)
Un fotógrafo excepcional, una buena historia, un guión que da para mucho, poco presupuesto y un par de buenos actores ¿cuál podría ser el resultado? Desde inmejorable hasta decepcionante. El director es el fiel de la balanza. Un director que no entiende lo que es ser fiel a su propia historia y a los personajes, no tiene oficio y ese, me parece, es el caso de Cashback.
Hace mucho tiempo que una cinta no me ponía en la encrucijada de salirme del cine o quedarme a esperar que mejore.
El cine de terror no me gusta. El sufrimiento de los niños en la pantalla me puede matar. Pero acabo de descubrir un género que me indigna: aquel en el que el director -no los personajes como parte de la historia- usa a la mujer como objeto y sólo como eso. Una historia que todo lo justifica con unos supuestos de amor y de belleza.
Quiero detenerme en una escena. Ben (Sean Biggerstaff) es un estudiante de arte porque quiere ser pintor. Es un estudiante, casi ingenuo, enamorado de la belleza, a diferencia de su pervertido –desde la infancia- amigo Sean (Shaun Evans). Ben está aprovechando sus 8 horas extras que el insomnio le está regalando cada día y trabaja en un supermercado por las noches. Ya no está enamorado, pero el rompimiento con su novia le dejó una factura: el insomnio. Como es capaz de detener el tiempo a su antojo mientras él mismo se mueve entre las personas inmovilizadas, detiene el tiempo en un pasillo del supermercado lleno de mujeres y una pareja joven. Se pasea de un lado a otro y, sin que la cámara de cuenta del desarrollo, aparecen todas las mujeres semivestidas o semidesnudas: alguna con tanga y una que otra con una blusa sólo acomodada sobre un brazo o un hombro. Gordas y flacas, altas y bajitas, jóvenes y no tanto, morenas y blancas. La cámara da cuenta de cada una de ellas en una larga y detallada secuencia. Ben se sienta en un banco a pintar a una de las mujeres: pinta su cara y una parte de su pecho. Al terminar, Ben recorre el pasillo junto con la cámara y de pronto aparece la joven pareja. Ella: semidesnuda. Él: totalmente vestido. ¿Lo justo hubiera sido que el joven apareciera en igualdad de circunstancias que ellas? ¡No! no se puede simplificar a una situación de igualdad sin más. El trasfondo es mucho más que eso. La mujer –todas las mujeres- en un pasillo del supermercado para él sólo, pero… ¡a él no le interesa pintar más que sus caras y, cuando mucho, una parte del pecho! El director lleva a su personaje principal a una contradicción imperdonable, porque no es a Ben a quien le importan llas mujeres como "cosas" sino al director que se retrata en el amigo de Ben. Sean Ellis –el Director- es Sean Higgins –el amigo de Ben-.
Tercer milenio: 2006. Primer mundo: Londres. ¿A dónde nos ha llevado la supuesta liberación femenina? Con el pretexto del arte –cine- el director vende a la mujer como mercancía.

¿Algo rescatable? La narración de los primeros cinco minutos y de los últimos 10, que le regalo como cortesía al final, querido lector. Y los efectos especiales que cada día son menos especiales.

Esta cinta no tiene una sólo escena en la que involucre una relación sexual explícita, por lo que en México la calificaron como B-15. Magnífico… si queremos unos adolescentes que vean el sexo como algo vulgar, que vean a la mujer como una cosa y no como una persona; si queremos que nuestras adolescentes SE piensen a sí mismas como objetos, como productos, incluso detrás del fondo pseudo-poético de la cinta. Este es uno de los casos en los que la pornografía y el erotismo se esconden tras la etiqueta de “cine de arte”, por diez minutos rescatables. No es cine de arte: es una cinta "pornosoft". Sí, grotesca.

No se que fue lo más desagradable de la cinta, si las mujeres del pasillo en Cashback, los adolescentes espectadores o las mujeres adultas que festejaban los insultos del director en la sala de cine, a un lado de nosotros.

Lo prometido es deuda. Aquí va la narración para ahorrarle casi dos horas:
"Once upon a time, I wanted to know what love was. Love is there, If you want it to be. You just have to see, that it's wrapped in beauty, and hidden away between the seconds of your life. If you don't stop for a minute, you might miss it.”
“Había una vez que yo quería saber lo que era el amor. El amor está ahí si tú quieres que exista. Sólo tienes que verlo, está atrapado en la belleza y escondido entre los segundos de tu vida. Si no te detienes por un minuto, lo puedes perder”. That’s all.

domingo, abril 20, 2008

El hijo no deseado...


"Secret and lies"(Mike Leigh, Londres 1996).

Después de una vida tan feliz y llena de amor ¿Por qué buscar a los padres biológicos al morir sus padres adoptivos? ¿Simple curiosidad? Si la curiosidad hubiera sido el motor, Hortense (Marianne Jean-Baptiste) lo habría dejado por la paz después de la primera llamada a su madre y tantos “Sweetheart” pronunciados con una voz chillona. Por fin se conocen. La madre rubia, la hija negra. Una histérica, la otra serena. Cynthia (Brenda Blethyn), después de la sorpresa al verla, le dice casi cariñosamente: “¿No has visto el color de tu piel? Debe haber un error, se equivocaron al darte mis datos sweetheart.” Hortense le enseña su firma. Cynthia llorando y gimiendo dice para ella misma, pero en voz alta: “¡Oh no! ¡pero si sólo una vez estuve con un negro! ¡No puede ser!”. Hortense piensa en su padre biológico: Cynthia ni siquiera recordaba ese encuentro. Y ahora, la presencia de Hortense, evidenciaba que el olvido no borra el pasado. Cuántos encuentros trivializados habrá tenido para olvidar el único con una persona de piel oscura. Un solo encuentro. Uno solo en el que llaman a la vida a Hortense. No hubo el deseo de dar vida, pero sí un acto con una consecuencia para la eternidad. “¡Por eso hay que cuidarse! ¡Usar anticonceptivos o preservativos!” repiten algunos como slogan comercial. Para quien esté dispuesto a ver el final de la cinta y se arriesgue a vislumbrar el futuro en su propia vida, se dará cuenta que, detrás de esa simplificación, podríamos destruir nuestra propia tabla de salvación.
Más aún cuando vemos a Maurice (Timothy Spall) un tierno gordito que ama profundamente a Monica, su amargada esposa traumada porque no pueden tener hijos. ¡Qué ironías de la vida! Una mujer soltera tiene dos hijas: a una la da en adopción sin conocerla y la otra es barrendera, amargada, hostil.
La presencia de Hortense cambia radicalmente la dinámica familiar: devuelve la esperanza y la alegría a Maurice y a Monica, a Roxanne le hace descubrir el don de tener una hermana… a Cynthia la vuelve a la vida.
Ganadora de 30 premios: BAFTA, Cannes y muchos más. ¡Hay tantas cosas que comentar de esta cinta! Por hoy lo dejo aquí. El deber me llama.

miércoles, marzo 19, 2008

Anthony Minghella y "Cold Mountain".


Hace ya casi un año, el 18 de marzo de 2008, falleció a los 54 años el director británico Anthony Minghella. Exdirector del Instituto Británico de Cine (British Film Institute).

Dirigió a Juliette Binoche y Ralph Fiennes en la multipremiada cinta El paciente inglés, a Cate Blanchett, Gwyneth Paltrow, Jude Law y Matt Damon en El talentoso Mr. Ripley y nuevamente a Jude Law, al lado de Donald Sutherlandy tres excelentes actrices en El regreso a Cold Mountain (USA 2003), filmada en los cárpatos rumanos.

A pesar de las crudas escenas de guerra del inicio de Cold Mountain ¿cómo no recordar al Reverendo Monroe (Donald Sutehrland), el padre de Ada (Nicole Kidman) hablando con su hija sobre el amor? El Reverendo es un viudo optimista y solidario. Ada es huérfana de madre desde su nacimiento pero que ha vivido feliz al lado de su padre. Padre e hija van en su carruaje por el campo dialogando. Ada está enamorada, aunque apenas conoció a Inman, pero sufre porque su amado se fue a la guerra; su padre lo lee en sus ojos. Ada le pregunta a su padre: ¿cómo has podido vivir tantos años viudo? El Reverendo le contesta: "22 meses son suficientes para llenar toda una vida".

Inman (Jude Law), al ver el absurdo de la guerra, se convierte en desertor. Lo único que lo mantiene con vida es el sueño de regresar con su prometida Ada Monroe.

Cuando se ama de verdad, el amor lo puede todo. Una asustada y guapa mujer, Sara (Natalie Portman), que ha perdido a su esposo en la guerra, le ofrece a Inman hospedaje y comida. El desertor está muerto de hambre, cansado y solo desde hace meses ¿cómo negarse cuando Sara lo invita a pasar la noche a su lado? Con cuatro palabras: "Amo mucho a alguien". Es la mejor disculpa. Es un NO rotundo y decidido. Es un: he renunciado a todas las mujeres del mundo, porque he elegido a una y ella me ha elegido a mi. Sara le contesta: no quiero nada más que su compañía. Me siento muy sola y triste.

Lo que sorprende gratamente es la agudeza del director por su conocimiento de la diferencia entre un hombre y una mujer. ¡Cuánto se puede decir con tan pocas palabras y una excelente dirección y actuación! La mujer necesita más el afecto, no el sexo. El hombre es capaz de renunciar al sexo cuando ama de verdad. ¡Qué tristeza que Jude Law no parece que haya entendido esto en la vida real! ¿Debilidad humana? seguramente si.

Junto con la belleza y finura de Ada (Nicole Kidman), destaca la extraordinaria actuación de una Ruby (Renee Zelweger) campirana, rebelde pero sensata y con un gran corazón que es capaz de perdonar.

A pesar de una escena grotesca y otra con una sobredosis de erotismo, vale la pena verla con calma.

domingo, marzo 16, 2008

"Sin lugar para los débiles" ("No country for old men", Joel and Ethan Cohen, USA 2007).

Anton Chigurh (Javier Bardem), a punto de disparar a una mujer para cumplir una promesa que hizo. Ecuánime, Carla Jean le dice: -“No tiene por qué hacerlo”. El psicópata esboza una sonrisa y le responde: “¿Por qué siempre me dicen eso?”. Este diálogo perfectamente podría ser entre el espectador y los hermanos Cohen.
Ethan y Joel Cohen pueden hacerlo, no por ser judíos norteamericanos, sino porque se han ganado a pulso un lugar en el cine de arte. ¿Cómo olvidar Fargo, El Gran Lewobski o Barton Fink?
No country for old men: el absurdo en su máxima expresión. Matar, ayudar, robar, trabajar… odiar o amar. Todo es absurdo y la vida no vale nada. ¿Libertad? No. Azar. “No guarde esa moneda junto con las otras”… esa moneda vale su vida.
El azar es el único que podría acabar con la última de las siete vidas del matón. El azar lo libra, sólo lo deja con una fractura expuesta. Y, nuevamente, un billete lo salvará del castigo.
¿Para qué esforzarse por hacer el bien, si al final del camino, más tarde o más temprano, llegamos todos a lo mismo? La muerte es lo único que nos espera. Las buenas obras del solidario alguacil, Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones): absurdas. Un poco más viejo que su padre, lo alcanzará en la meta final: la muerte. Nada más allá de eso.
¿Para qué ir a matar al jefe? ¿Sólo Woody Harrelson podía diagnosticarle una psicopatología a Javier Bardem o podía ser cualquier otro? Sobran algunas escenas. Aún así, la cinta vale su peso en oro: deja pensar al espectador y lo deja pensando mucho más allá de los 122 minutos que dura la cinta ¿no es suficiente para considerarla buena?

martes, febrero 26, 2008

"Casomai" ("Comprométete", Alessandro D'Alatri, Italia 2002)

Traducida en México como Comprométete. Casomai… (por si acaso): “prometo serte fiel pero, por si acaso… mientras no me canse o te enfermes o se abra una puerta...”. Casomai es una interesante reflexión para las parejas que están a punto de embarcarse en la aventura del matrimonio y la familia. Una decisión que puede ser la más espeluznante, peligrosa o, -paradójicamente- fascinante de nuestra vida y de muchas más vidas. La intromisión de los “amigos” –o jueces y verdugos si los dejamos-: que puede fortalecernos o destruirnos.
Un loco sacerdote que posiblemente no lo está tanto, cuando dice lo que puede pasarnos si nos atenemos a las estadísticas y la realidad sobre el matrimonio y el divorcio. Una pareja que busca “una boda especial”, sufre una dolorosa historia futura en carne propia.
¿Quién quiere casarse? Nadie, después de oír al padre contar la dramática historia de Steffania (Steffania Rocca) y Tomasso (Fabio Volo)… si ellos dejan su propio camino en manos de otros, si ellos no saben QUÉ es el matrimonio y cuáles son las exigencias del amor en el matrimonio. Si ignoran que los problemas serán reales, que la vida en común exige compromiso recíproco, total y pleno; que, en el divorcio, todos ganan: psicólogos, abogados, etc. excepto la pareja y que los hijos son las únicas verdaderas víctimas de la ignorancia, la ligereza o la inmadurez de la pareja. Que el aborto es una salida fácil: la tristeza, los remordimientos y la infelicidad van a aparecer a lo largo de toda la vida como espectros tenebrosos. Que el mercado, el estado y la “seguridad social” piensan cada vez menos en los problemas y necesidades de la familia. Que la crítica y la murmuración de los “amigos” es dañina, que la infidelidad ocasional no importa. Si no saben que el matrimonio no es “vivir cada uno su vida”.
Quizás alguien pueda pensar que Casomai es pesimista, pero no. Steffania y Tomasso quieren, en lo más profundo de su corazón, un hermoso matrimonio y una preciosa familia, si no, ¿por qué querrían casarse? Un matrimonio y una familia verdaderamente felices dependen sólo de la pareja, de él y de ella: de cada una de sus decisiones y de sus acciones a lo largo del día y de la vida. La familia puede –y debe- ser el lugar perfecto para que cada persona se sienta amada simplemente porque es él o ella, porque “existe”.
La puesta en escena de Casomai es inmejorable aún a pesar de su bajo presupuesto. Las actuaciones son excelentes: las de Steffania Rocca y Fabio Volo, así como la de Don Camillo (Gennaro Nunziante) el -irreverente- cura de la pintoresca iglesita italiana. Excelente dirección de Alessandro D’Alatri y guión de Anna Pavignano. El color y el manejo de las cámaras: muy bien logrados. ¡El soundtrack! de Elisa: Heaven out of hell para escucharse. Una cinta multipremiada que vale la pena ver.

Casomai (If by chance, Alessandro D'Alatri, Italy 2002)

This is a very interesting reflection to the couples that will be come to the dangerous and paradoxical fascinating world of marriage and family. This decision could be the better or the worst in our lives and the life of our kids. The real intrusion or help of 'friends' -or executioner if we leave-. The real role of families: they can help or they can destroy us. The mad priest who possibly is not much mad telling what could happen according the statistics and the reality. A couple who thinks in a 'special' marriage, live a painful story in their future own history.Who likes contract marriage? Nobody, after the priest tells their own history… if they leave the future in another hands, if they don't know WHAT is the marriage. That the problems are true, that the life demand a real engage, guaranties, from each one. That the real victims of the divorce are kids, with real name –Andrea in the film- or names. That the abortion is only an easy exit: sadness, regrets and unhappiness will be there after abortion. That the state and social security thinks every time less in a real problems of the families. The gossip of the 'friends', the infidelity because of weakness and desperation of Steffania because Tomasso lives his life as if he were alone.Maybe someone could think that this film is a pessimistic film, but not. Steffania and Tomasso, in the deep of their hearts, they like a beautiful marriage and family, if not, why they want to get married? A truly and beautiful marriage depends only of the couple: of each one of their decisions, of each one of their actions in their lives. The family could be a place where each one feel loved because being his or her, only by existing. The screenplay is wonderful. The performances are great: Steffania and Tomasso, ¡the irreverent priest! Excellent direction and script. The colors and the management of the cameras: superb. The Soundtrack: "Heaven out of hell" of Elisa... you must hear.

domingo, febrero 24, 2008

“Soy leyenda” (“I Am legend”, Francis Lawrence, USA 2007).

Demasiada película para tan corto guión. Un hombre solo en Nueva York por cuatro años y toda la película se dedica a hablar, hablar, hablar y hablar... con su perro ¿hollywodesco acaso?
¡Cuántas reflexiones -sin palabras- podía haber compartido Robert Neville (Will Smith) con el espectador en ese, tan utópico como desolador, Manhattan! Nadie dice que, por salud mental, no hacía lo correcto. Pero, desaprovechar de esa manera la posibilidad que le daba el mismo guión, sólo puede pasar en una cinta norteamericana.
“Soy leyenda” tiene dos cosas rescatables: el artesanal trabajo en la computadora y las buenas intenciones del Director Francis Lawrence. Cuando la salud no tiene más límites que los de cualquier empresa. Cuando las restricciones en la venta de fármacos son simples legalismos. Cuando primero es el negocio que la persona. Cuando ya no hay marcha atrás. Cuando primero está la fe en la ciencia que en Dios. ¿Qué no son los ateos los que acusan a los creyentes de fanáticos? Con todas las buenas intenciones del Director y de Will Smith, el milagro que lleva a la fe al Dr. Neville parece más bien superstición. Un amuleto: la mariposa que su hija –también en la vida real- hace con sus manitas y que luego ve en el cuello de la mujer que lo salva.
Un argumento simple, lineal, infantil. Parece que el director presupone 2 neuronas: una para recordar las calles de Nueva York y la otra para estar preparado por si aparece otro “buscador de sombras”.
Basta de críticas amargas. Volvamos a las buenas intenciones. No sexo, no drogas, no alcohol, no vandalismo. Minorías pacifistas: un cantante negro, la brasileña y la comunidad de humanos -que ahí son minoría-. Mujeres valientes y compasivas -no esculturales-: la esposa de Robert, el maniquí y la brasileña que lo salva. El ¿buen humor? de Shrek. Y Dios. En la última escena vemos una iglesia al fondo.

“Soy leyenda” nos recuerda –como se los repito siempre a mis alumnos- que no son suficientes las buenas intenciones y un gran presupuesto. Una película de calidad exige oficio: si se hace un buen trabajo, el espectador no necesita explicaciones obvias. Necesita imágenes que lo lleven a pensar y a deducir. Un buen Director cree en el espectador.

sábado, febrero 23, 2008

“La Isla” (“The Island”, Mikael Bay, USA 2005)




¿Le gustaría vivir con todas las comodidades sin tener que trabajar, con todas sus necesidades básicas cubiertas por una empresa? ¿Servicios de salud gratuitos: chequeos de diarios, una dieta balanceada, deporte y actividades recreativas? ¿Un guardarropa completo y de las mejores marcas, incluido el servicio de lavado y guardado de ropa en su propia habitación? Por si fuera poco, con la posibilidad de sacarse una lotería muy especial: irse a vivir a una isla llena de diversión y sorpresas. La propuesta es tentadora: una empresa dedicada a “producir” hijos por catálogo y piezas para repuesto. Con la ventaja de que los “productos” no sienten ni piensan… por decreto del dueño de la empresa. ¿O es que eso es lo que quiere creer? La realidad de esta película futurista se impone. Lincoln Six-Echo (Ewan McGregor) y Jordan Two-Delta (Scarlett Johansson) descubren el siniestro plan del filantrópico Dr. Merrick (Sean Bean): clonar millonarios que necesitan “piezas de repuesto” y “producir” hijos en una sociedad que se ha dedicado a asesinarlos y evitarlos como si fuera una terrible enfermedad. “La isla” nos muestra el futuro que se avecina si no hacemos algo.

Ewan McGregor y Scarlett Johansson no necesitan presentación. Recordamos a Sean Bean como Boromir en “El Señor de los anillos” y en un papel inolvidable por trágico: el Capitán Vronsky que lleva a la perdición a Ana Karenina (Sophie Marceau).

"Todo o nada..." ("All or nothing", Mike Leigh, Gran Bretaña, 2002)




Instalarse en la rutina tiene su costo. Una mujer trabajadora ha perdido el gusto por la vida: Penny (Lesley Manville). Un marido tan noble que raya en la estupidez: Phil (Timothy Spall). Los hijos, Rachel y Rory, pueden ser el reflejo de sus padres: sus traumas y sus sueños, sus errores y sus aciertos. A menos que hagamos uso de la libertad: construimos el mundo que soñamos… o que aceptamos. La vida es triste porque lo hemos decidido, renunciando a decidir.
La incomunicación, como la humedad, llega sin darnos cuenta hasta que derrumba familias y vidas. Vivimos solos porque nos hemos apartado del mundo, de los otros y de nosotros mismos.
Las historias secundarias nos llevan a la depresión o a la reflexión: la apatía, la mentira, el vicio, el sexo ¿como diversión? cobran su factura. El trabajo, el orden, el gusto por la vida y la preocupación por los otros es la forma de mantenerse cuerdos en un mundo sin sentido: ¿la “vida buena” o la “buena vida”?
Mike Leigh nos enfrenta a una disyuntiva ineludible: amor o soledad, vida o muerte, todo o nada. Somos libres de construir nuestro propio mundo, de escribir nuestra propia biografía. ¿Estamos dispuestos a salir de la rutina y arriesgar o será mejor esperar a que la vida nos ponga contra la pared y nos lo pregunte? Las soberbias actuaciones de Spall y Manville nos muestran que una buena historia no necesita un gran presupuesto ni muchas palabras. Otra obra maestra de Mike Leigh, después de “Secretos y mentiras” (Secret and lies)... que ya comentaremos.

miércoles, febrero 20, 2008

"El reflejo de lo oscuro" (Javier Sicilia, México 1997)

Ahora le toca el turno a un libro.

Jacques Fesh es un joven adinerado y hastiado de la vida que encuentra el sentido de ella a través de un abogado homosexual, del párroco de la prisión y de su propia pena de muerte.

"Puedo salvar tu cuello, pero antes tengo que salvar tu alma", son las palabras del abogado al joven que, sin desearlo, mata a un policía.

Es un viaje a las profundidades del alma humana, del aburriemiento que, con frecuencia, se respira en la vida de muchas personas. Cómo los padres a veces, creemos educar a los hijos, pasando a su lado sin verlos.

Sicilia reflexiona a través de Fesh sobre la libertad, el mal, la justicia, la venganza y el amor: la condición humana.

"El reflejo de lo oscuro" es una narración estremecedora y paradójicamente serena.
No es casual que Javier Sicilia sea un admirador de Tarkovsky: ambos agudos y profundamente humanos.

"21 gramos" (Alejandro González Iñárritu, USA, 2003)


El dolor y la esperanza. "21 gramos" es la segunda entrega de la tri-trilogía de González Iñárritu. Tres vidas que se tocan, se cruzan y van en paralelo, para unirse finalmente en el común denominador del cine del Negro González Iñárritu: las consecuencias de nuestros actos nos afectan a nosotros pero también a los otros.


Sin demeritar la actuación de Benicio del Toro, las de Naomí Watts y Sean Penn son inmejorables. Después de su actuación en "Death man walking" ("Pena de muerte" en México)podríamos pensar que a Sean Penn ya no se le puede ofrecer un papel que represente un reto. "21 gramos" fue la oportunidad de mostrar que siípodía haber algo más: un hombre desahuciado, sin ilusiones, con una vida sin sentido ¿qué puede esperar? El dolor físico y la asfixia pueden no significar nada para alguien que está esperando la muerte conectado a un tanque y deambulando por su casa. Sean Penn representa a este pobre hombre magníficamente. El dolor de la madre que ha perdido a sus hijas y a su esposo: Naomí Watts.


21 gramos es una historia de amor y venganza, de vida y muerte, de contrastes. Por un lado el hijo asesinado, abortado porque “no era el momento”, termina convirtiéndose en un verdadero capricho de la mujer y un arma para chantajear al padre. Una escena digna de recordar: Sean Penn en la clínica con las revistas y la película nos hace pensar ¿eso es ‘tener un hijo’? ¡no gracias! Por el otro lado, Naomí Watts que, siendo drogadicta se arriesgó a traer al mundo a sus dos hijas, sufre inmensamente por la muerte de ellas y de su marido.

jueves, enero 10, 2008

"En el gran silencio" (Philip Gröning, Francia, 2005)


"Die Grosse Stille" o "Into great silence" es una obra que tuvo que esperar 16 años. Sí, ¡16 años! para poder ser filmada. En lugar de darle el sí, al parecer, los monjes invitaron al director alemán a compartir su estilo de vida en la "Grande-Chartreuse" en los alpes franceses por unos días; quizás con la idea de que desistiera de su petición al darse cuenta de que ahí dentro no sucede nada extraordinario. Gröning pasó 6 meses en la Cartuja como cualquier otro monje con una sola condición: no interrumpir la vida cotidiana de la Cartuja. Gröning se introdujo en el gran silencio en el que viven los monjes cartujos, descubriendo la sencillísima vida de los cartujos y la belleza del silencio. Philip Gröning no utilizó iluminación artificial para no distraer a los monjes de sus actividades cotidianas y él se encargó personalmente de todo el trabajo de filmación dentro de la Cartuja.


La fotografía, la edición: impecables. La luz y las sombras, el frío de los Alpes y el calor de la Cartuja: una armonía perfecta. Orientales, occidentales y africanos: todos hermanos.

Es posible la fraternidad en medio de tantas guerras y el silencio en un mundo lleno de ruido.

viernes, diciembre 14, 2007

Cine, cine y más cine.


“Al cine va uno a divertirse” es la razón que arguye la mayoría de las personas que asisten a las salas de cine en todo el mundo, pero basta con buscar en Internet el título de una película y nos sorprenderá cuántas páginas y foros existen acerca de esa película. Foros en los que se vierten opiniones –y reflexiones- que muestran que la gente no sólo va a divertirse, a “ver” una película, que, si es buena, deja huella siempre. Positiva o negativa, mayor o menor, pero deja un rastro distinto en cada persona. Ahora bien, hay un tipo de cine que no exige reflexión, así como hay personas que van al cine a “no pensar”. Sin embargo, ante una película que supone un público pensante, esas personas que no van “a pensar”, terminan expresando desagrado ante esa exigencia.

Este blog está dirigido a quienes, además de divertirse, no tienen miedo de pensar... en el cine.

jueves, diciembre 06, 2007

Emir Kusturica y el arte de hacer cine.


El reconocido director bosnio Emir Kusturica decía en una entrevista realizada en México el 25 de febrero de 2005: “Alguna vez me preguntó un crítico muy influyente en Francia cuándo haría una película hermosa, ligera, que no pusiera ansioso o triste al público y que no lo hiciera pensar. Mi respuesta fue que nunca, porque mi trabajo no es hacer sentir bien a la gente, sino contar historias que la cuestionen”.

"Dogville" y el dios justiciero.


El cine nos revela no sólo las intenciones del director, sino también su cultura, su historia, consciente o no, además de la historia que nos cuenta. Es el caso de la obra del director danés Lars Von Trier(1). En su obra refleja un neto existencialismo Nietzscheano: un pesimismo mortal en el ser humano. Dogville es quizás el ejemplo más claro de la visión pesimista del director danés. La absurda fe en el hombre, tanto como la irracional idea de un dios misericordioso, golpean brutalmente la cara del espectador casi al final de la película.

La escenografía minimalista y la oscuridad, despojan a la cinta de cualquier signo humano de belleza a pesar de la innegable belleza de Nicole Kidman.

"Dogville" lleva al límite el sufrimiento humano causado por el hombre mismo, para luego dejarle las cuentas al padre... un padre que no es padre, sino vengador, que incita a su hija al odio y a la venganza. A cobrar una por una las ofensas, la cobardía, las violaciones que el hombre, cada hombre no puede dejar de realizar según la visión del danés. El perdón, para él, es una acto de infinita soberbia y sólo el poder puede acabar con este mal desde su raíz: eliminar al hombre y no dejar vestigio alguno de su presencia. El fin y los medios igual de perversos. Los perros actúan por instinto y para el Director danés, el hombre no puede ser más que un perro con la posibilidad de hacer más daño. Claro, el perdón es "irracional" porque "el corazón tiene razones que la inteligencia no comprende" como diría Pascal. La violencia genera violencia.


En el fondo, como siempre, se encuentra "el riesgo de la libertad". Una libertad que Von Trier le niega al hombre al decir que sólo actúa por instinto, un instinto hacia la violencia. Una libertad que nos puede hacer los seres más viles o las personas más excelsas capaces de perdonar y de amar. Con nuestros actos escribimos nuestra propia biografía: esa es la libertad y nadie nos la puede arrebatar.


El dios justiciero de Lars Von Trier, no es el Dios cristiano y personal: es el paradójico dios del ateísmo. El hombre de Von Trier no son el hombre y la mujer reales, es un hombre visto desde el lente desprovista de fe y de esperanza en el hombre mismo.


Von Trier no ha podido hoy terminar su última película "Anticristo" debido a una profunda depresión. Perder la fe en el hombre tiene un altísimo costo.


(1) La trilogía que lo dio a conocer a nivel internacional consta de: "El elemento del crimen", "Epidemia" y "Europa", así como "Los idiotas", "Bailando en la oscuridad" y más recientemente "Dogville".