jueves, abril 30, 2009

Paranoia en México ¿y en el mundo?


Una muy querida amiga inglesa que vive en Paris con su familia, me preguntó expresamente por la realidad que estamos viviendo los mexicanos con respecto a la influenza.

Es verdad. Estamos experimentando una situación que nunca imaginamos, como un cuento de ficción y casi de terror. Las cifras de los posibles casos y de los que han muerto suben y bajan. Hay compras de pánico. La gente habla, piensa, inventa chistes y tiene pesadillas por la influenza. Nuestras vidas cambiaron de un día para otro por el virus. Sin embargo, más del 99.9% de la población no se ha contagiado. Lo único que se ha alterado objetivamente es el ritmo de vida: las actividades que realizamos cotidianamente y el ánimo de algunas personas. Nuestras capacidades están intactas, así como nuestras familias, creencias y costumbres. Efectivamente no estamos de vacaciones, sino en medio de una alerta sanitaria que puede convertirse en pandemia, no por el número de enfermos por el virus, sino por el número de países a los que llegue.

Creo que, a pesar del costo económico y social, el gobierno mexicano tomó las medidas correctas, precisamente para evitar el contagio, y parece que lo estamos logrando. A pesar del dolor por cada uno de los muertos que ha habido -que no llegan a 20- no es una cifra elevada sobre todo si pensamos que la mayoría de los casos se dieron en la Cd. de México que tiene 20 millones de habitantes.

Mi percepción es que, de un problema serio pero pequeño, los medios de comunicación lo han convertido en algo enorme y terrible ¡porque ese tipo de noticias vende mucho! El riesgo de contagio y el amarillismo de los medios, aunado a la falta de fe y de esperanza que caracteriza a los seres humanos de los inicios del Siglo XXI, dan como resultado lógico la histeria colectiva. Si, quizás lo peor ha sido la paranoia por el miedo al contagio de la influenza.

La psicosis colectiva, no el contagio real de la influenza, puede llevarnos por muchos caminos que no dependen del virus ni de las medidas tomadas por los gobiernos, sino de cada uno de nosotros. Uno de los riesgos es justificar la discriminación. Una cosa es tomar las medidas necesarias para evitar el contagio y otra muy distinta es discriminar a alguien ¡porque estornuda o tose!... o porque es mexicano. Y diría lo mismo si fuera chileno, senegalés o alemán. Otro es sumirnos en la depresión y la angustia que, además de disminuir las defensas inmunológicas, nos impide gozar de las cosas buenas y ver el futuro con optimismo. El verdadero peligro no se encuentra fuera de nuestras casas, sino dentro de nosotros mismos.


Los mexicanos estamos obedeciendo, como nunca, todas las indicaciones que la Secretaría de Salud nos ha señalado para evitar los contagios. Hay que seguir haciéndolo, pero no obsesionarnos con el tema de la influenza –porcina, aviar o humana-.

Los que estamos viviendo este encierro forzoso, sin clases ni trabajo, con el comercio casi paralizado, podemos aprovecharlo para reflexionar, dialogar, organizar y planear. Para gozar del hogar y de las actividades que no tienen que ver con el consumo; para ver buen cine, escuchar música, leer, estudiar, cocinar. Para rezar los que tienen fe. Los que no, para buscar respuestas. Y todo esto, en familia.

Yo creo que la próxima semana podremos tener ya buenas noticias de que está controlado el virus y será el momento de comenzar una nueva vida: haciendo realidad lo que planeamos, dejando el equipaje que nos estorbaba y manteniendo aquello que descubrimos que vale la pena conservar.

4 comentarios:

Franklin Padilla dijo...

Una pregunta de algo que no aparece en los medios ni en las respuestas de la O.M.S.: ¿Hay restricciones para asistir a las reuniones religiosas?. De ser afirmativa la respuesta, para el caso de los católicos: ¿quedan éstos privados de los sacramentos mientras dure la situación? . Desde Venezuela, un cordial saludo.

Luz María dijo...

Muy estimado Franklin:
Por recomendación de la Secretaría de Salud, no debe haber reuniones multitudinarias. Por lo que los Obispos de cada Diócesis acogieron la recomendación y por primera vez en varias décadas, no se celebraron Misas casi en ningún lugar de México hoy domingo. Las que celebraron fueron en lugares abiertos, con una homilía muy breve y recibiendo la comunión en la mano.

Hoy fue muy triste recorrer las Iglesias para tratar de asistir a Misa y encontrar sólo una -perfectamente comprensible- con muy poca asistencia. En Guadalajara, las televisoras transmitieron la Santa Misa celebrada por el Arzobispo a las 12 hrs. Las Iglesias están abiertas pero no se celebró Misa y casi no hay confesiones mientras dure la alerta sanitaria. Gracias a Dios que entre semana sí hay Misa y confesiones con las precauciones debidas: cubrebocas o tapabocas tanto el sacerdote como los fieles.
Para evitar reuniones multitudinarias, tampoco hay bodas, bautizos ni primeras comuniones.
Aunque, increíblemente, la gente está rezando más en sus casas y en familia. Yo incluyo a los venezolanos en mis oraciones.
Gracias Franklin por tu pregunta, efectivamente no se ha dicho casi nada de esto.
Saludos desde México,
Luz María.

Paula Lago dijo...

Qué suerte que allí tomaron medidas rápidas para el caso, aquí como estuvimos hasta el Domingo en época electoral las medidas serias se dejaron recién para hoy que es cuando se empezó el alerta sanitario. La cosa es que cada vez hay más muertes y el número real (por conocidos médicos) nunca se dieron a conocer realmente por el tema electoral. Dicen que estamos 3ros en la lista de afectados por muerte y si bien no es para entrar en pánico porque eso nunca ayuda, la realidad es que cada vez se confirman más casos y se decidió por ejemplo adelantar y extender las vacaciones de invierno escolares (de 2 semanas a un mes de duración).

Luz María dijo...

Pabela:

Muchas gracias por tus comentarios en esta y las demás entradas del blog. Me pesa de veras que la influenza H1 los esté afectando. Lo que en un principio y por momentos nos pareció un poco exagerado en México, hoy vemos que fue lo correcto: dar una alerta que nos está costando mucho económicamente hablando, pero que salvó muchas vidas humanas. Ojalá pronto estemos libres de esta enfermedad que aún no sabemos bien a ciencia cierta dónde surgió el virus. Somos cada vez más los que creemos que fue en Estados Unidos. Deseo de todo corazón que logren pronto erradicar el virus.
Recibe un cordial saludo desde México.

Luz María.