viernes, mayo 08, 2009

Efectos de la influenza H1 en los mexicanos.



He leído con tristeza muchas noticias acerca de la discriminación de la que han sido objeto varios ciudadanos mexicanos. Me duele. Si. Mucho. ¿Por qué? Porque siempre que he viajado al extranjero he sentido la calidez de los ciudadanos de todo el mundo hacia los mexicanos y hoy me niego a creer que esté sucediendo lo contrario.
Es cierto que fue en México donde al parecer comenzó el brote de la influenza H1… o cuando menos México tuvo la valentía de informarlo a las autoridades sanitarias. A pesar de las consecuencias sociales y económicas que podría traer dar el aviso de esa nueva enfermedad.

Han pasado quince días desde que comenzó la alerta sanitaria y apenas comenzamos a volver a la normalidad, principalmente en el DF. La reapertura de algunos comercios y la gente saliendo de sus casas. Hoy confirmo lo que ya había comentado: me parece que el Gobierno mexicano actuó con honradez y valentía, con prudencia y decisión en busca del bien, no sólo de los mexicanos sino de todos los habitantes de este planeta. Actuó con verdadera responsabilidad social y política, insisto, aún a costa de la economía. Eso me alienta mucho: un Gobierno que se preocupa primero por su gente antes que por los bienes materiales, por la realidad antes que por la imagen, habla bien de ellos. Eso es predicar con el ejemplo, no con palabrería barata, ni con grandes campañas publicitarias. No es un Gobierno perfecto pero, las dudas que me asaltaban desde hace ya varios años, hoy comienzan a despejarse.

Ya hay buenas noticias: estamos a un paso de ganarle la batalla a la influenza en México. Es el momento de la creatividad, de trabajar y de confiar. Porque, si hay algo peor que ser discriminados es hacerlo entre nosotros mismos. Tenemos que obedecer las órdenes de las autoridades, pero no podemos perder la calidez que nos distingue. No podemos desconfiar de los demás y verlos como enemigos potenciales. Si no podemos saludar de beso o de mano, nuestra actitud hacia los demás deberá suplir esa trivial manifestación de afecto.

Me alienta escuchar a los jóvenes y a los niños que ya desean volver a clases. Me siento sumamente orgullosa de constatar que todos y cada uno de los mexicanos se portaron a la altura de las circunstancias; que dejamos de lado las diferencias y las discusiones infructuosas para sacar adelante a México, insisto, aún a costa de nuestra imagen en el mundo. Me alienta porque veo que podemos salir de cualquier crisis si actuamos con madurez, con un objetivo concreto y volviendo nuestra mirada a Dios y a su Madre, que es la raíz de la mexicanidad.

Ante un mal objetivo, hemos ganado mucho: nos dimos cuenta de lo que somos capaces. Es momento de volver a confiar y contagiar a todo el mundo la calidez, la fe y la confianza que nos distingue.

2 comentarios:

Z dijo...

Ya estamos de regreso!!!
Saludos

fernanda dijo...

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