lunes, septiembre 08, 2008

Prejuicios, prejuicios... un juicio ¿objetivo?


"Whale rider" (Nueva Zelanda 2002, Niki Caro) La historia de una niña que es discriminada por ser mujer. Escrita por una mujer (Witi Ihimaera) y dirigida por otra ¿qué se podría esperar de una película así? Una denuncia, un reclamo, propaganda profeminista de la Directora o, cuando menos, una moraleja ¿no lo cree así, estimado lector? Pues si piensa como yo, se equivocará conmigo.
Paikea (Keisha Castle-Hughes) tiene un gemelo que muere en el momento del parto. Su madre, antes de morir, pide que la llamen como aquel legendario jinete de ballenas que salvó al pueblo Maorí con su valentía fuerza y nobleza: Paikea. Koro, el abuelo paterno (Rawiri Paratene) se niega porque Paikea estaba reservado a quien tuviera esas cualidades: no podía ser una niña.
“La leyenda de las ballenas”, como la llamaron en México, es lo que suele llamarse una historia bien contada y una cinta bien fotografiada en la naturalmente hermosa Nueva Zelanda. El guión casi es perfecto: quizás queda un poco en el aire el papel del padre de Pai –Paikea-. Después de tantos años sin vivir sin su hija y habiendo tomado la decisión de llevarla a vivir con él a Inglaterra ¿cómo puede cambiar de opinión tan fácil? En fin, nadie es perfecto.
Volviendo al inicio, puedo decir que ni el más antifeminista, ni el más machista podrán reclamarle nada a la directora ni a la guionista: es una historia muy femenina, pero no feminista. Una niña que se gana su propio lugar en su familia, en su comunidad a un altísimo costo: perder el cariño de su admirado abuelo. Le gana la partida, pero no se lo restriega en las narices: al contrario, comparte con su abuelo la alegría de haber encontrado su vocación –aquello para lo que fue llamada-. No compite por el poder, se gana su lugar por amor y por un irrenunciable llamado. Pai no quiere la fama ni el poder: quiere a sus abuelos, a sus tíos, a su comunidad. Pero es valiente y se enfrenta a sus miedos. Es una niña que desea ser amada como ella es. La abuela (Vicky Haughton, quien ganó un premio a la mejor actriz de soporte) es su modelo: una mujer discreta y valiente, realista y luchadora que es capaz de darse cuenta de que los cambios positivos no se imponen, se ganan. Con paciencia, con cariño y con perdón que Pai aprende como una lección magistral.
Es una cinta para descansar y para pensar. Prejuicios: la primera recomendación sobre esta cinta no me gustó: me la recomendó una feminista radical. Mucho después la vi con gusto, con enorme alegría y gratitud por quien me la trajo como recuerdo de su estancia en Nueva Zelanda: José Gilly. Juicio: “Whale rider” me gustó. Mucho.