jueves, julio 10, 2008

Un niño genio y unos buenos padres.


Vitus, Fredi M. Murer, Suiza, 2006.

Una fresca y deliciosa historia de un niño genio, unos buenos padres y un abuelo inolvidable.
Vitus (Teo Gheorghiu) es un hijo único que parece autista. Su padre es un inventor y su madre, una mujer trabajadora y cariñosa. Ellos han formado una familia común y corriente, pero quieren dejar de serlo. El éxito profesional del padre, gracias a una intuición genial de su hijo, los lleva a una posición económica y social envidiable, pero les falta la fama. Ambos descubren en su pequeño y callado hijo a un niño con un don especial que quieren explotarlo para convertirlo en un virtuoso del piano.
Con una boyante economía gracias al esfuerzo y la valentía del padre y la tenacidad y cuidado de la madre que renuncia a su trabajo, ambos ayudan a su hijo a desarrollar ese don que posee pero también, sin quererlo, comienzan a sobreprotegerlo y a soñar con el grandioso futuro que le espera como un gran pianista. Su abuelo es el inolvidable Bruno Ganz que vimos en Tan lejos… tan cerca! y en La Caída haciendo el papel de Hitler. Este abuelo es un hombre sencillo y audaz que vive en el campo y es el gran confidente y amigo que le enseña a Vitus a disfrutar de la vida sin miedo, frente al recelo de sus padres que ahora ven al abuelo por debajo del hombro.
Lo delicioso de la cinta es quizás la complejidad del personaje. ¿Cuántos niños genios habrá por todo el mundo y ha habido a lo largo de la historia de la humanidad? Muchos. Yo creo que muchos más de lo que creemos. Sin embargo, son pocos los que conocemos precisamente porque se espera demasiado de ellos negándoles la niñez y la libertad, por el dañino y excesivo halago que lleva a idolatrar el don en lugar de amar al niño: por darle demasiada importancia a su genialidad y olvidar a la persona. La adolescencia temprana aunada a la conciencia de su genialidad convierten a Vitus en un niño grosero, arrogante y egoísta que trata de librarse una y otra vez de su don porque, haciendo un balance, le trae más sufrimiento que alegría. El sentido común del abuelo y su amor sencillo pero verdadero lo hacen volar muy alto pero lo mantienen con los pies en la tierra. El abuelo nunca le dice qué hacer, sino que lo orilla a usar de su genialidad para ser feliz, haciendo felices a los demás. Por cierto, Theo Gheorghieu, que interpreta a Vitus, en un genio del piano en la vida real que nació en 1992.
Vitus es una historia fresca y optimista. Muy simple pero con fondo. Bruno Ganz le enseña a su nieto, pero también al espectador a ir descubriendo el propio camino a la felicidad. No es fácil ni está exento de sufrimiento pero vale la pena cuando se ponen los propios dones, grandes o pequeños al servicio de los demás. Hay una escena memorable: el abuelo, sabiendo que Vitus ha encontrado la senda correcta, le dice que no le sorprende su maravillosa personalidad, su genialidad y generosidad, teniendo unos padres que se aman como los suyos.

Cuando los padres aprendemos a amar a los hijos como son, sin querer apropiarnos de su futuro, es cuando los hijos desarrollan todo su potencial poniéndolo al servicio de los demás y comienzan a ser felices.Ópera prima del desconocido Director suizo Fredi M. Murer que está por cumplir 68 años, Vitus es una cinta con un modesto presupuesto, filmada en Suiza, casi toda en Zurich. Véala, la va a disfrutar.